INFINITA
Nuestro primer espectáculo

Una escuela. La calle de la escuela. El barrio de la escuela. Y sus aulas, comedor, patio, cocina, baños... todo el universo que recorren los 547 niños, ausentes en la escena, pero presentes a través de los ojos de los adultos que les narran. Una docena de personajes que trabajan o conviven con ellos. Y un sinfín de interrogantes sobre la educación, el cuidado, la crianza. Un mosaico de miradas para hablar de ellos y nosotros, los adultos. Un intento por reconciliar los tiempos de vida y trabajo, los tiempos de aprendizaje y de juego. Una necesidad salvaje de reencontrarnos con ellos, con los niños que fuimos y los niños que tenemos. Y un abanico de mujeres: madres, trabajadoras, funcionarias, paradas, estudiantes, artistas... agotadas, enamoradas, precarias, ilusionadas, perdidas. Con el peso de la incertidumbre bajo el prisma del humor. Intentando reinventar el concepto de familia. El concepto de tribu. Intentando deletrear el amor, cuando se ha evaporado la primera persona del singular. Ellas nunca más volverán a pensar en singular. O, por lo menos, no lo harán sin el peso de la culpa. Y como antídoto para sobrevivir, no les queda otra vía que el humor y la reivindicación de un sentimiento fraternal que nos acoge a todos, a todas.